Antes de profundizar en el proceso de digestión del chicle, es importante entender que está compuesto por una combinación de edulcorantes, saborizantes, colorantes alimentarios y, por supuesto, la goma que le da su característica textura elástica.

Esta goma puede incluir ingredientes como ceras, resinas, acetato de polivinilo, goma de xantano y elastómeros, que le confieren su elasticidad y permiten masticarlo durante un tiempo prolongado.

El proceso de digestión

Cuando masticamos y tragamos el chicle, comienza su recorrido a través de nuestro sistema digestivo. A diferencia de la creencia popular, no se adhiere a las paredes del estómago ni del intestino durante años, ya que nuestro sistema digestivo está diseñado para procesar y eliminar todo lo que ingerimos.

Al tragar el chicle, este viaja desde la boca hasta el estómago a través de la garganta y el esófago. En el estómago, se encuentra con ácido clorhídrico y enzimas digestivas que intentan descomponerlo, como cualquier otro alimento.

Sin embargo, a diferencia de otros alimentos, el chicle no es fácilmente digerible por nuestro cuerpo. Los componentes de la goma, como las resinas y elastómeros, no pueden ser descompuestos por las enzimas digestivas.

Aun así, esto no significa que permanezca en nuestro sistema digestivo durante años. A medida que el chicle avanza por el intestino, nuestro cuerpo lo procesa y lo mueve hacia el colon, siendo expulsado junto con las heces en un plazo de dos a tres días.

Mitos sobre la goma de mascar

Ahora que hemos aclarado cómo se digiere el chicle, es importante desmentir algunos mitos comunes. Uno de ellos es que el chicle se adhiere al estómago durante siete años, lo cual es completamente falso, ya que pasa por nuestro sistema digestivo en cuestión de días y no se queda pegado en ninguna parte.

Otro mito es que tragar grandes cantidades de chicle puede causar obstrucción intestinal. Aunque en casos extremos la acumulación de chicle en el estómago podría causar problemas, es poco probable que esto ocurra en situaciones normales. Tragar ocasionalmente un trozo de chicle no representa un riesgo significativo para nuestra salud.

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