Una madre de cinco hijos, originaria del Reino Unido, ha compartido su aterradora experiencia luego de que un tatuaje mal hecho en sus vacaciones en Turquía casi le cuesta la pierna. Kirsty Griffiths, de 34 años, se sometió a un diseño floral en su tobillo derecho mientras estaba de viaje, pagando 130 libras por el servicio. Sin embargo, en menos de 48 horas, desarrolló una infección peligrosa llamada celulitis que amenazó su vida.

La celulitis es una infección bacteriana grave que afecta las capas profundas de la piel y puede propagarse rápidamente a otras áreas del cuerpo. Si no se trata a tiempo, puede derivar en sepsis, una condición mortal. En el caso de Griffiths, la infección se extendió a su estómago y vesícula biliar, lo que requirió tratamiento urgente con antibióticos y puso en riesgo la amputación de su pie.

“Dos cirujanos diferentes vinieron a verme y uno me dijo que si esto no mejoraba, podría perder el pie. Estaba aterrada”, comentó Griffiths, quien pasó varios días en el hospital recibiendo morfina para aliviar el dolor. Aunque finalmente la infección fue controlada, la mujer sigue lidiando con las secuelas del procedimiento. “Mi tatuaje se ve horrible, todo costroso y negro, y el dolor aún persiste. No puedo caminar bien y sigo tomando paracetamol cada pocas horas”, añadió.

La madre de cinco cree que la causa de la infección fue que el tatuador insertó la aguja demasiado profundo. Según su relato, la sesión comenzó con cierto malestar, pero no fue hasta después de la sesión que comenzó a notar los síntomas graves. “Al principio, el dolor parecía normal, pero luego mi pierna comenzó a hincharse. El día siguiente estaba el doble de grande que la otra”, recordó.

Griffiths, quien voló de regreso a casa con un dolor insoportable, fue atendida de urgencia en el Hospital Whiston en Merseyside, donde los médicos confirmaron que sufría de celulitis. Desde entonces, ha estado advirtiendo a otros viajeros sobre los peligros de hacerse tatuajes en el extranjero sin antes investigar la reputación y las credenciales de los tatuadores.

“Siempre pensé que Turquía era un lugar seguro para hacerse un tatuaje, pero este incidente ha cambiado mi perspectiva por completo. Ahora siento que no vale la pena arriesgarse”, afirmó.

Por su parte, el estudio de tatuajes en cuestión negó que la culpa fuera del tatuador, alegando que Griffiths usó calcetines después de la sesión, lo que habría causado la infección. “Todos nuestros equipos son esterilizados correctamente, y le preguntamos en todo momento si se sentía bien”, dijo un representante del estudio.

Este episodio ha dejado a Griffiths con una lección dolorosa, y ahora alerta a quienes planean hacerse tatuajes en el extranjero: “Haz tu investigación y no te dejes llevar solo por el precio o la conveniencia. Tu salud está en juego”.

Con Información de Daily Mail UK