El «metreo«, es un término que se ha vuelto tendencia utilizado para describir los encuentros sexuales en los vagones del Metro de la Ciudad de México, es un fenómeno que ha persistido a lo largo de los años, convirtiéndose en un tema controvertido dentro de la sociedad mexicana. Esta práctica, que sucede principalmente en el último vagón, ha sido objeto de debate tanto por sus implicaciones legales como por su significado social, especialmente dentro de la comunidad LGBTQ+.
Históricamente, el último vagón del Metro ha sido un lugar de encuentro para personas de la comunidad LGBTQ+, quienes han utilizado este espacio para expresar su sexualidad en un entorno que, de otro modo, podría ser hostil o restrictivo.
El sociólogo Jorge Lionel Galindo Monteagudo argumenta que el «metreo» es una forma de romper con las normas establecidas y reinvidicar la identidad en un espacio urbano que es accesible para todos.
Códigos del «metreo»
Los participantes del «metreo» suelen utilizar códigos y gestos discretos para establecer contacto con otras personas interesadas. Estos encuentros, que pueden ir desde simples toqueteos hasta relaciones sexuales completas, son impulsados por la adrenalina y el riesgo de ser descubiertos. Las líneas más conocidad de esta prácticas son la Línea 3, la Línea 7 y la Línea 12, donde el último vagón se convierte en un lugar de interacción clandestina, especialmente en las noches.
Algunos códigos incluyen miradas prolongadas, gestos específicos, o el uso de ciertas prendas de ropa. Estos códigos son generalmente entendidos por aquellos que participan en la práctica y permiten que las personas indiquen su intéres sin necesidad de hablar directamente.

Casos mediáticos
Uno de los caso más notorios relacionados con esta práctica es el de la influencer y actriz de contenido para adultos Verónica Melendes, mejor conocida como Luna bella. En julio del 2024, Luna bella generó controversia al difundir un video en redes sociales en el que se le veía participando en actos sexuales explícitos con dos hombres en un un vagón de la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México. Este acto fue realizado con el propósito de generar contenido para su cuenta de Onlyfans, lo que provocó una fuerte reacción pública y la intervención de las autoridades del Metro.
En su declaración, las autoridades del Metro especificaron que las personas que aparecieron en el video eran actores y extras, no usuarios comunes del transporte público. Dejaron en claro su respeto por la libertad de expresión, pero condenaron el uso de instalaciones para fines personales y la generación de popularidad en cuentas particulares.

La declaración también precisaba el refuerzo en las medidas de seguridad y vigilancia dentro de las instalaciones, enfatizando la incrementación de las rondas en horario nocturno para prevenir anomalías similares.
Luna bella, por su parte, no es ajena a la controversia ya que en el 2012 fue protagonista de un incidente similar en el Metro de Monterrey.
En 2019, un usuario del metro de CDMX grabó el momento justo en el que dos señores realizaron esta práctica aprovechando que no había nadie alrededor que los viera. En un principio, cada uno iba sentado en asientos diferentes pero segundos despúes uno de ellos se levanta y se sienta sobre el otro que se mantuvo alerta de que alguien interrumpiera el encuentro.
¿Qué hace el gobierno?
El «metreo» no se limita a incidentes aislados. A lo largo de los años, ha habido varios informes de personas participando en actos sexuales en este medios de transporte, lo que ha llevado a las autoridades a implementar medidas para desalentar esta práctica. Durante la administración de Miguel Ángel en 2011, se prohibió el uso de los últimos tres vagones después de las 10:00 de la noche, una medida que generó críticas tanto por parte de los usuarios regulares como de colectivos LGBTQ+.
Este fenómeno tan peculiar refleja la tensión entre la búsqueda de libertad sexual y la necesidad de mantener normas de convivencia en los espacios públicos. Para algunos es una forma de resistencia y expresión de indentidad, para otros puede representar una desafío a las normas sociales y legales que regulan el uso de los espacios públicos.