No es porque sea el hijo de Leonel, no es porque “vivió en privilegio”, no es porque “echó los dientes en política”; es que la política no es exacta y así como hoy es el tiempo de Luis Abinader para la presidencia, es el sentimiento Omar Fernández, para los zentennialls.
La pasión generada, el efecto “underdog” (Si así quisiéramos llamarle), el carisma, la forma de comunicar o su calidad humana, podemos tomar cualquiera, pero la verdad es que las elecciones del 2024 serán recordadas como el proceso dónde la Senaduría de la capital se hizo más discusión política que la presidencia de la república.
Simba, como se le identificó en su momento, ha construído su propio rugido. Ha codeado para llegar a la cima, y este 16 de agosto asumirá el compromiso de liderar una nueva generación de actores políticos a que lo amen u lo odien.
Omar no es Omar, es el rostro de una nueva generación que “quiere algo diferente”y con ese compromiso pisará el Senado de la República Dominicana. Lo hará, no solo para representar el Distrito Nacional, sino un país que dice: “quiero algo más y esa forma de hacer política me da esperanza”.
Cuándo se acabe la champagne, cuándo baje la música y empiecen los tambores de marcha en los próximos cuatro años, ahí es que veremos de qué está hecho el cachorro de león que, al parecer, va enfocado por convertirse en el nuevo rey de la selva.
Euric Santi, para 7 Segundos.