EDITORIAL.- La República Dominicana celebra con mucha alegría el logro de la atleta Marileidy Paulino, una joven que desde su primera participación en los Juegos Olímpicos del 2021 demostró la madera de mujer que sería y en su última carrera de los cuatrocientos metros planos lo deja en evidencia. 

Con su fe, empuje y determinación, logró la primera medalla de oro en los Juegos Olímpicos de una mujer en esta categoría. Una verdadera inspiración para toda la sociedad y jóvenes que alguna vez sueñan con lograr hazañas de este tipo de magnitud. Su logro dice: «Sí, se puede».

¡Qué grato ver la ciudadanía corriendo detrás de Marileidy Paulino!, ¡qué grato ver como su logro es de todos los dominicanos. Es grato y, por demás, una oportunidad de continuar llevando a esta joven llena de valores, disciplina y determinación. 

Sí, Marileidy es la joven que nuestros gobiernos deberían tomar para llevar mensajes de esperanza a comunidades lejanas, en quién tal vez podríamos como país invertir algunos millones en publicidad para que la vida de muchas jóvenes que tienen otro tipo de ambiente pueda ver en ella una opción. 

Sí, ella podría ser la portada de los cuadernos y el ejemplo de una generación. En una sociedad que cada día se hace más compleja su dinámica, se convierte en un oásis a los buenos valores, la disciplina y el ejemplo de que los escasos recursos, las precariedades y las dificultades que pone la vida podrían transformarse en Medallas de Oro Olímpicas. 

Por supuesto, no es su responsabilidad llevar toda una estructura y mejora social, pero ¿cuánta sed no podría saciar a una juventud seca en muchos aspectos de sus vidas éticas y morales? Y es ahí dónde yace la oportunidad, más allá del vídeo en las redes reaccionando cuándo gane, si no también en ponerle un trampolín desde nuestro aspecto público, político y social para que su generación y la venidera sepa que sí existe un verdadero modelo a seguir que da resultados con disciplina y ejemplo. 

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