Georgia Brooke, una joven británica de 26 años de edad que falleció por asfixia erótica durante una relación sexual con su pareja en febrero de 2022, ha encendido las alarmas sobre los peligros de esta práctica sexual.
Según las investigaciones, Georgia y su novio Luke Cannon habían consumido drogas antes del incidente. Durante el acto sexual, Georgia perdió el conocimiento por asfixia y aunque Luke llamó a emergencias, la joven falleció poco después de llegar al hospital y Cannon, abrumado por la culpa, se quitó la vida horas después.
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Se inició una investigación por asesinato y en conformidad de las declaraciones dadas por los amigos de la pareja, Brooke mantenía un interés sexual por asfixiarse. La policía confirmó esto al ver mensajes de texto después de su muerte.
No obstante, el patólogo forense Chris Johnson señaló que la presión sobre el cuello sobre Brooke tendría que mantenerse durante un tiempo posterior a su pérdida de conocimiento para que muriera.
Si bien no hay pruebas que acusen a Cannon sobre el asesinato de su novia durante las relaciones sexuales en su casa, usó una fuerza «excesiva» en el acto.
Práctica de la asfixia erótica en las relaciones sexuales
La asfixia erótica consiste en brindar o recibir placer a través de la interrupción temporal de la respiración en medio de las relaciones sexuales.
Se considera un subtipo de trastorno de masoquismo sexual, que forma parte de las parafilias, donde las personas se excitan sexualmente cuando alguien les asfixia.
Quienes la practican, experimentan falta de oxígeno en el cerebro que puede generar daños neuronales. Si la falta de oxígeno es muy prolongada, aparece una coloración azul en la piel que suele ser más evidente en los labios y la yema de los dedos.
Algunos neurólogos especifican que las células cerebrales comienzan a morir a los pocos minutos desde que se ha interrumpido el oxígeno, razón suficiente para establecer que las asfixia sexual no es un juego.
