PARIS, FRANCIA.- La Cité du Cinema, emplazada a orillas del río Sena, se erigió con la intención de convertirse en el epicentro del arte cinematográfico en Francia. Sin embargo, en julio, sus amplios estudios se transformarán en parte de la villa que albergará a los atletas de los Juegos Olímpicos de París. Este lugar será un crisol multicultural, donde deportistas de diversas naciones y culturas se reunirán en el comedor para compartir comidas e historias. A pesar de este ambiente inclusivo, los atletas del equipo anfitrión no disfrutarán de la misma libertad para vestir que sus colegas extranjeros.

Mientras que el Comité Olímpico Internacional (COI) ha reiterado que en París los atletas tienen el derecho de representar su propia fe, además de su país, esta libertad no se aplicará a los atletas franceses. La prohibición del hiyab en el equipo nacional ha suscitado críticas, considerándola tanto islamofóbica como discriminatoria de género. Esta decisión se percibe como una manifestación del odio hacia los musulmanes que ha emergido en Francia en años recientes, aunque se reconoce que la raíz del problema no reside en la sociedad francesa en su conjunto, sino en decisiones políticas específicas.

El regreso de los Juegos Olímpicos a París entre julio y agosto será un evento deportivo que reflejará de manera clara un concepto francés distintivo y, a la vez, divisivo. Aunque el lema «Liberté, égalité, fraternité» es ampliamente conocido como la expresión de los ideales franceses, la laïcité, o laicismo, es otro principio fundamental que no es tan fácil de traducir y ha generado numerosos debates en el país. Este principio establece que el Estado y las instituciones públicas deben mantenerse libres de influencias religiosas, lo que ha llevado a restricciones en el uso de símbolos religiosos en espacios públicos, especialmente el velo utilizado por la población musulmana.

Esta postura se ha extendido al ámbito deportivo, donde el equipo olímpico francés se verá obligado a cumplir con la neutralidad absoluta en términos religiosos. Esta decisión ha sido criticada por organismos internacionales de derechos humanos, que ven en ella una violación de los derechos de las mujeres musulmanas. Sin embargo, en Francia, esta prohibición cuenta con un amplio apoyo, reflejando las tensiones y divisiones dentro de la sociedad francesa en torno a la religión y la identidad nacional.

El dilema se manifiesta de manera palpable en eventos deportivos como el Ramadán, donde las restricciones en los horarios de comidas y entrenamientos han generado controversia entre los atletas musulmanes y las autoridades deportivas francesas. Esta aplicación estricta de la laicidad en el deporte base ha llevado a que las atletas musulmanas tengan que enfrentar decisiones difíciles entre su fe y su carrera deportiva.

A pesar de estas tensiones en Francia, en otros países como Reino Unido, donde la laicidad no es tan estricta, las atletas musulmanas no enfrentan las mismas restricciones y pueden participar en eventos deportivos sin tener que renunciar a su identidad religiosa. Esto demuestra la diversidad de enfoques en Europa respecto a la religión y el deporte, y cómo estas diferencias pueden afectar la participación y la inclusión en el ámbito deportivo.

¡Forma parte de la conversación!