El canal de Panamá mantendrá sus restricciones por un año, según informan Ilya Espino, subadministradora del Canal de Panamá. Esta medida, un tanto inesperada, ha resultado en congestiones en una vía esencial, que maneja el 6% del comercio marítimo mundial.
La falta de agua en el Canal de Panamá ha llevado a limitaciones en la circulación de barcos y a largas esperas mientras los buques aguardan su turno para transitar, según informa Reuters. Estas interrupciones en el transporte marítimo resaltan el impacto que el cambio climático puede tener en el comercio global.
El Canal de Panamá, que tiene alrededor de 80 km de longitud y ha conectado los océanos Atlántico y Pacífico durante más de un siglo, está enfrentando una sequía histórica. Las precipitaciones en la región cercana al canal son más bajas de lo normal y la alta tasa de evaporación ha resultado en una escasez de agua. Esto ha disminuido la disponibilidad de agua para operar las esclusas. A pesar de la temporada de lluvias, el embalse de Gatún, que abastece las esclusas del canal, tiene niveles bajos de agua.
Ante esta sequía, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ha establecido restricciones en el calado de los barcos, afectando la cantidad de carga que pueden transportar. También se ha limitado el número de embarcaciones que pueden transitar el canal, pasando de un promedio de 36 por día a 32 por día en promedio. Estas restricciones están previstas para continuar en 2023 y parte de 2024, a menos que las condiciones climáticas cambien significativamente.
En 2019-2020, una sequía grave ya había llevado a restringir el tráfico de barcos a 27 por día. La ACP ha implementado medidas de eficiencia en el uso del agua y está evaluando soluciones a largo plazo. Sin embargo, se reconoce que la gravedad actual de la sequía y su recurrencia son sin precedentes en la historia.
Estas restricciones en el canal han estado en efecto desde principios de este año, afectando a alrededor de 170 países, incluyendo buques portacontenedores, graneleros y buques cisterna. Los propietarios de buques pueden optar por transportar menos carga, elegir rutas más largas o lidiar con retrasos debido a la congestión de barcos en espera.