Con más de 500 millones de años de evolución, los pulpos destacan como seres enigmáticos, por ser altamente adaptables y su capacidad para resolver problemas. Esto hace que Tim Coulson, profesor de Biología en la Universidad de Oxford, asuma en su libro ‘La historia universal de nosotros’, que si la humanidad desapareciera los pulpos serán capaces de construir la próxima civilización.
A pesar de que fue una simple hipótesis, sus palabras han llamado la atención de biólogos y antropólogos. Y tiene razones más que suficientes, pues dos tercios de las neuronas de los pulpos residen en sus tentáculos, lo que les permite realizar tareas complejas de forma autónoma mientras el cerebro principal coordina sus acciones.
Coulson dice que la inteligencia distribuida de los pulpos podría ser una ventaja evolutiva, facilitando su adaptación a diversos escenarios y, posteriormente, la evolución hacia formas avanzadas de comunicación y organización.
Los estudios realizados en laboratorios han demostrado que los pulpos son capaces de resolver laberintos, recordar soluciones durante semanas y aprender observando a otros individuos. Además, han protagonizado asombrosos episodios de escapismo en acuarios, donde han salido de sus tanques para explorar otros contenedores o incluso regresar al mar.
Esta combinación de habilidades cognitivas, sumada a su capacidad para adaptarse a entornos extremos, los convierte en excelentes candidatos para ocupar un nicho evolutivo tras la desaparición de los humanos. Aunque actualmente viven en entornos solitarios y no forman comunidades, Coulson sugiere que las presiones ambientales podrían llevarlos a desarrollar formas de cooperación en el futuro.
Esta teoría no debe tomarse como una verdad absoluta, sino como una invitación a pensar en las diversas posibilidades de la evolución. Gracias a su biología única y su capacidad de adaptación, los pulpos ofrecen una mirada a un futuro que, aunque incierto, resulta indudablemente fascinante.