La vicepresidenta y candidata demócrata por la presidencia de los Estados Unidos Kamala Harris, será la primera mujer afroamericana y la primera persona de origen sudasiático en perteneer a la nominación de uno de los grandes partidos de EE.UU. Esto sucederá después de que los demócratas la hayan descrito como mujer fuerte, una guerrera de la «libertad y la alegría», que es capaz de vencer al expresidente y candidato republicano, Donald Trump.

Harris, de 59 años, fue la primera fiscal de distrito negra y la primera mujer en ejercer como fiscal general en California; tambien, fue la primera indio-estadounidense en llegar al Senado y la primera mujer en la Vicepresidencia de Estados Unidos.

Sin embargo, la candidata demócrata insiste en presentarse a estas elecciones como el «underdog» y ha optado por no poner en primera línea el carácter histórico que tendría su eventual llegada a la Casa Blanca, en contraste con la campaña de Hillary Clinton en 2016.

Prefiere describirse solo como estadounidense

En su biografía, ‘The Truths We Hold’ (Las verdades que sostenemos), Harris explica que prefiere describirse solo como una estadounidense, y asegura que siempre se ha sentido cómoda con su identidad como mujer de raza mixta, que ahora Trump utiliza para poner en duda que sea lo suficientemente afroamericana.

Su nombre, que los republicanos fingen no saber pronunciar para atacarla, significa «flor de loto», un tipo de planta que crece bajo el agua y solo emerge a la superficie cuando sus raíces están bien plantadas en el fondo.

Logros en la política

En 2016 Harris logró un escaño en el Senado y rápidamente se destacó por sus preguntas incisivas a miembros del Gobierno de Donald Trump (2017-2021), así como a dos jueces nominados por él para el Tribunal Supremo, entre ellos Brett Kavanaugh, acusado de abusos sexuales.

En 2020 se lanzó para competir por la nominación presidencial demócrata, pero tuvo dificultades para definir sus propuestas y algunos votantes consideraron que no era lo suficientemente auténtica. El presidente estadounidense, Joe Biden, acabó siendo el candidato del partido y la eligió para la Vicepresidencia.

Ya en la Casa Blanca, Harris apenas pudo brillar y ha sido etiquetada como una comunicadora mediocre y una jefa con la que es difícil trabajar. Biden le encargó atajar las causas raíces de la migración en Centroamérica, un tema «maldito» en la política de EE.UU. que lleva décadas sin solución.

Como parte de esa labor viajó a Guatemala, donde protagonizó uno de sus momentos más controvertidos al decirle a los migrantes que intentan entrar en Estados Unidos: «No vengan», lo que fue interpretado como unas palabras carentes de empatía.

Sobre la campaña presidencial

Después de la decisión de Biden de poner fin a su campaña, Harris construyó rápidamente su campaña presidencial en torno al concepto de libertad: libertad para que las mujeres decidan sobre sus cuerpos y libertad para que cada estadounidense aspire a una vida mejor.

Con la canción ‘Freedom’ de Beyoncé como himno, Harris ha recorrido el país con el lema «no retrocederemos». Su mensaje central plantea que Estados Unidos debe elegir entre dos visiones: un país marcado por el caos, el miedo y el odio de Trump, o uno de libertad y esperanza.

En la convención demócrata en Chicago, que empezó el pasado lunes, donde Harris aceptará la nominación esta noche, el expresidente Barack Obama la ha presentado como la sucesora del movimiento de la «Esperanza» que lo llevó a la Casa Blanca en 2008.

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