PERAVIA, 7 SEGUNDOS.- Las dunas de Baní, son una reserva científica actúa como barrera natural para la protección de playas y zonas costeras del desgaste e inundaciones, mejorando la calidad del agua y preservando la biodiversidad en el área. Si se modifican o destruyen, las playas quedarían sin reservas de arena, exponiéndose a su inevitable deterioro.

Ubicadas en la provincia de Peravia, son un importante recurso natural y cultural de la región, que se utiliza para la regeneración de nuestras playas donde cualquier impacto negativo en el ambiente y comunidad local puede provocar fragilidad en nuestra industria turística.

Actualmente, este paisaje ha sido invadido por ocupantes ilegales que talan y queman su capa boscosa sin tener acciones legales consecuentes por parte de las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente, provocando frustración e irritación para sus dirigentes comunitarios. “También están talando hasta con motosierra arboles endémicos como la saona, el aceitún y el guano barrigón”, asegura Orlando Mateo, líder social de la región.

Mateo afirma que “las autoridades de Medio Ambiente no se ven en la zona y cuando se habla con los guardabosques del parque sobre estos daños, ellos dicen que no hay combustible para patrullar el área”.

Ante estas acusaciones, el Ministerio de Medio Ambiente, a través del viceministro de áreas protegidas Federico Franco, afirmó que dichas actividades se llevaban en la zona de amortiguamiento, no el área protegida.” Para el ingeniero y ambientalista, Eleuterio Martínez, estas declaraciones carecen de solidez porque el desmonte sucede en una zona que contiene arena y es el hábitat de muchas especies características del ecosistema.

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Peligro que enfrentan las Dunas a través del tiempo

Con el paso del tiempo, en este complejo natural las construcciones de edificaciones de veraneo y residencias como atractivo turístico han destruido recursos valiosos como manglares y limitado la convivencia de especie como los cangrejos.

En el 2020, el grupo “Fotoguardianes de la Naturaleza”, preocupados por lo que ocurren en Las Dunas, alzó su voz para detener la destrucción en las áreas protegidas, cercando con alambres y palos grandes espacios. “Tenemos el potencial ambiental para el ecoturismo, pesca sostenible, acuacultura y deportes acuáticos, pero nada de esto es sostenible con la pérdida de los estuarios y manglares” expresó la entidad.

La explotación de recursos naturales es un riesgo constante en el país, como lo demuestran el presunto asesinato de Francisco Ortíz Báez, en Constanza, por manifestarse en contra de la extracción de arena en el río Tireo, o las operaciones mineras continuas en Loma Miranda.

En última instancia, realizar medidas inmediatas que detengan esta destrucción ambiental y aseguren su protección no solo requiere acciones firmes por las autoridades, se necesita, además, una mayor concientización y participación de la sociedad en la preservación de este significativo ecosistema. Solo mediante una colaboración activa y compromiso colectivo este tesoro natural puede asegurar su protección.