Tras tres días de intensas protestas que han paralizado Haití y exigen su renuncia, el Primer Ministro, Ariel Henry, instó a la calma en un discurso público emitido en la mañana del jueves. Sin embargo, sus palabras no lograron tranquilizar a la población, frustrada por la violencia de las pandillas, la creciente pobreza y la falta de convocatoria a elecciones generales.
En su breve intervención, Henry llamó a la unidad para «salvar a Haití» y afrontar los desafíos de manera conjunta. Asimismo, instó a los ciudadanos a no ver al gobierno ni a la policía como enemigos, destacando que aquellos que recurren a la violencia no trabajan por los intereses del pueblo haitiano.
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La crisis política en Haití se ha agravado aún más tras un enfrentamiento entre la policía y cinco agentes de protección ambiental armados en la capital, Puerto Príncipe, el miércoles. Este suceso ha generado temores de una escalada en la situación ya tensa del país.
En respuesta a la crisis, Henry prometió elecciones tan pronto como se restaure la seguridad, al tiempo que elogió el esfuerzo policial en la lucha contra las bandas criminales. También reiteró su compromiso con el despliegue de una fuerza policial keniana respaldada por Naciones Unidas.
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A pesar de sus palabras, los haitianos siguen exigiendo la renuncia del Primer Ministro antes del 7 de febrero, fecha simbólica en la historia del país. Mientras tanto, la incertidumbre y la tensión persisten en medio de una profunda crisis política, social y económica.