Daniel Noboa, el joven empresario de 35 años que se convirtió en el presidente más joven de la historia democrática de Ecuador el año pasado, ha marcado sus primeros meses de mandato como un líder decidido y pragmático. Al asumir la presidencia, priorizó la seguridad, especialmente ante la amenaza de bandas criminales que han convertido a Ecuador en uno de los países más violentos del mundo.

Su enfoque para controlar las cárceles generó la resistencia de estas bandas, lo que llevó a Noboa a declarar el estado de excepción y, posteriormente, el «conflicto armado interno». Clasificó a 22 bandas criminales como «terroristas» y presentó planes para construir dos cárceles de máxima seguridad durante su mandato de 18 meses.

Noboa, hijo del magnate bananero Álvaro Noboa, adopta un estilo desenfadado y utiliza las redes sociales para comunicarse con el público, conectando especialmente con las nuevas generaciones. A pesar de provenir de una familia con fuertes lazos políticos, se presenta como un líder no convencional que evita ser el centro de atención.

Su postura firme se refleja en la lucha contra el crimen organizado, catalogando a las bandas como «terroristas» y ordenando a los militares neutralizarlas. A pesar de su posición de centroizquierda, sus acciones sugieren una inclinación hacia la centroderecha.

Noboa, padre de tres hijos, inició su carrera política en 2021 como asambleísta y ganó las elecciones presidenciales en fórmula con Verónica Abad como vicepresidenta. Su relación con Abad ha sido marcada por la firmeza y la falta de consensos, evidenciando su determinación en la toma de decisiones, incluso al enviarla como embajadora a Israel sin explicaciones detalladas.

En el ámbito legislativo, Noboa logró importantes avances, incluido el aumento del impuesto al valor agregado (IVA) del 12 % al 15 % para abordar los desafíos económicos y la situación de «estado de guerra» que enfrenta Ecuador, según sus palabras.

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