Un ataque suicida sacudió una comisaría de policía en el noroeste de Pakistán, cobrando la vida de al menos 23 policías y dejando a otros 32 heridos. Un vehículo cargado de explosivos fue detonado en la entrada principal del edificio, causando también el derrumbe de parte de la estructura.

El ejército paquistaní informó que seis insurgentes participaron en el ataque, desencadenando un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad que duró varias horas. Todos los atacantes fueron abatidos durante el tiroteo. Simultáneamente, el comunicado militar destacó que en operaciones adicionales en la misma región, se logró eliminar a 27 insurgentes.

El incidente tuvo lugar en Dera Ismail Khan, una ciudad en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, en la frontera con Afganistán, históricamente vinculada al Talibán de Pakistán. Se sospecha que el grupo extremista Tehreek-e-Jihad Pakistan (TJP), una facción del TTP, asumió la responsabilidad del ataque, señalando que su objetivo eran los policías en la comisaría.

Las operaciones de inteligencia en la comisaría de Daraban, con la participación de fuerzas de seguridad de todo el país, han estado focalizadas en contrarrestar la insurgencia en la región.

El presidente de Pakistán, Arif Alvi, condenó el ataque y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas, subrayando que los sacrificios de los «mártires» no serán en vano. El ministro interino del Interior calificó el acto como un acto de «terrorismo».

Khyber Pakhtunkhwa ha experimentado un aumento en la violencia, con varios ataques insurgentes letales a lo largo del año. Desde 2022, el TTP ha intensificado sus ataques contra las fuerzas de seguridad, aprovechando su presencia en Afganistán tras la toma de poder por parte de los talibanes en 2021.

Dera Ismail Khan, cercana a Waziristán del Sur, ha sido escenario de operaciones militares previas contra extremistas, especialmente después del ataque a una escuela en 2014 que dejó más de 150 muertos, en su mayoría niños.