Casa Abierta pidió al presidente Luis Abinader realizar un «gesto humano y de justicia», mediante la liberación de los jóvenes encarcelados por la «simple» tenencia de drogas.
Juan Raddamés de la Rosa Hidalgo, director ejecutivo de la organización dedicada a prevenir el consumo de sustancias ilegales, sostuvo que el permiso proporcionaría paz a numerosas familias en estas festividades de Navidad.
«Son tiempos propicios para llevar la tranquilidad a muchas familias que sufren las inmerecidas condenas de algunos de sus parientes. Indulte y entregue a sus familias a las personas procesadas por simple posesión, en su mayoría jóvenes de comunidades pobres, cuyo único «delito» es ser pobres y utilizar alguna sustancia prohibida», expresó.
Según De la Rosa, quien tambien es psicólogo, la República Dominicana ha permanecido inmersa en el pasado y durante más de 36 años, con la Ley 50 -88, «ha impuesto la estrategia del miedo a las sustancias, por encima de los derechos de las personas y una correcta perspectiva de salud».
«Con base en absurdas e injustas interpretaciones, muchas personas, en gran mayoría jóvenes, han sido apresadas y procesadas como delincuentes, cuando no extorsionadas por autoridades corrompidas. ¿Su delito?, la simple posesión de una sustancia», agregó.
Refiere la Ley 50-88
En un comunicado de prensa, Casa Abierta refiere que incluso la Ley 50-88 reconoce que no hay transgresión alguna por la posesión, cuando establece en su artículo 3 que el «aficionado es la persona que se inicia en el uso de las drogas, sin llegar al hábito. b) Habituados. Habituado es la persona que abusa regularmente de una o varias drogas sin consecuencias sociales u ocupacionales evidentes».
«Sin embargo, obviando esta definición inicial, la legislación nacional no distingue entre quienes venden las sustancias y quienes las consumen, así la ley habla de «reprimir el tráfico y consumo ilícito de drogas …», continuó explicando el profesional de la psicología.
Añadió que de las interpretaciones de la mencionada norma se crean «terribles» consecuencias para los ciudadanos consumidores de drogas «sin afectar a terceros, como bien reconoce la propia Ley 50-88 en los usos ocasionales o habituados, que son alrededor del 90% de las personas usuarias».