Santo Domingo, 7SEGUNDOS. – En una entrevista en 7SEGUNDOS, el economista Richard Medina dio a conocer una explicación sencilla pero profunda sobre el impacto del endeudamiento en la economía dominicana, dejando claro que la clave no está en si la deuda es buena o mala, sino en «cómo se utiliza«.
En ese mismo orden, a Medina se le planteó una pregunta sencilla: ¿“Entre más tú coges prestado, más tú debes; y entre más debes, más las cosas bajan o suben de precio, no?” A lo que el economista respondió con un análisis técnico que ayudó a poner en perspectiva el funcionamiento real de la deuda, especialmente desde el punto de vista del Estado. «El problema no es la deuda, son los intereses»
En su análisis, Medina explicó que un empresario puede tomar un préstamo para invertir en un negocio que le genere beneficios, lo que permite pagar la deuda y obtener ganancias. Pero en el caso del Estado, el panorama es más complejo, el gobierno se financia con los impuestos que recauda, y cuando gasta más de lo que ingresa, incurre en déficit fiscal, el cual «debe cubrir mediante deuda pública«.
Lo preocupante, según Medina, no es necesariamente el tamaño de la deuda dominicana, sino el peso creciente de los intereses dentro del gasto público.
Para el año 2025, el presupuesto contempla un gasto de RD$297,000 millones solo en intereses de deuda, lo que equivale a casi el 3.8% del PIB, acercándose peligrosamente al 4% del PIB que se destina a educación, el mayor gasto social del país.
“De cada 100 pesos que el gobierno recauda, unos 24 se van solo en pagar intereses”, señaló, indicando que casi una cuarta parte de los ingresos fiscales se destinan a este compromiso financiero. Asimismo, advirtió que este gasto es inflexible: “Eso hay que pagarlo, si no se paga, hay consecuencias”.
A pesar del peso que representa, el economista insistió en que la deuda no debe verse como algo negativo por defecto. “Si se usa para pagar nómina o pensiones, es preocupante, pero si se usa para construir infraestructura productiva — como carreteras, metro o escuelas — puede ser muy positiva”.
Su conclusión fue clara: no se trata de alarmarse, sino de ocuparse, y comenzar a diseñar estrategias que garanticen que la deuda se utilice con responsabilidad y visión de desarrollo.