Madrid.- Científicos que participan en España en la XIII Conferencia Barcelona-Pittsburgh, organizada por la Fundación ACE, abordaron las oportunidades que ofrecen los nuevos fármacos para tratar el alzhéimer y las dificultades que presenta la coincidencia de más de una patología.
Los expertos discutieron los principales avances en la investigación, terapias innovadoras, fármacos en estudio, consejo genético y alianzas internacionales para afrontar las demencias, en aumento en una sociedad cada vez más envejecida.
La fundadora y directora médica de la Fundación ACE, Mercè Boada, destacó la esperanza que supone el lecanemab, fármaco aprobado en julio de 2023 por la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, en inglés) tras verificar su eficacia ralentizando los síntomas del alzhéimer.
De acuerdo con Boada, este medicamento «ofrece un 30 % de ventaja sobre el deterioro cognitivo», eso sí, una vez ya se ha detectado la enfermedad.
«Estamos pendientes de que la Agencia Europea del Medicamento lo apruebe y pensamos que lo hará. A partir de ahí, surgen diversas cuestiones: ¿Cómo se negociará con este fármaco dentro de la Agencia Española del Medicamento? ¿Cuándo saldrá al mercado?», planteó la neuróloga.
El contratiempo de la comorbilidad
Sin embargo, Boada rebajó las expectativas sobre este nuevo medicamento si se tiene en cuenta el conjunto de las demencias.
«Dentro del deterioro cognitivo, que incluye a mucha más gente que la que solo tiene alzhéimer, se calcula que entre un 10 % y un 15 % de la población detectada podría ser tratada con este fármaco», detalló.
Sobre esta cuestión, el director de Investigación de ACE, Agustín Ruiz, puso sobre la mesa otro contratiempo a tener en cuenta: la copatología o comorbilidad, entendida como la presencia de dos o más enfermedades al mismo tiempo en una persona, siendo una de ellas el alzhéimer.
«Lo que se está viendo, cuando se analizan los cerebros de las personas que han tenido alzhéimer, es que no tienen una enfermedad, sino más de una. Solo un 10 % de los cerebros que analizamos tienen solo la enfermedad de Alzheimer», especificó Ruiz.
En este sentido, apuntó que la mayoría de estos pacientes con alzhéimer tienen, entre otros tipos de comorbilidades, problemas vasculares en el cerebro o esclerosis del hipocampo.
«Esto implica que, aunque encontráramos fármacos perfectos para combatir la enfermedad de Alzheimer, todavía tendríamos que desarrollar fármacos perfectos para las otras patologías que tiene la gente», subrayó el investigador.
Por este motivo, alertó de que «estos tratamientos no van a conseguir frenar completamente la enfermedad», porque la mayoría de los pacientes «tienen algo más aparte de alzhéimer».
En la XIII Conferencia Barcelona-Pittsburgh, el Ace Alzheimer Center Barcelona también ha expuesto los trabajos que lleva a cabo para responder a diferentes retos, entre ellos el grado de evolución de la enfermedad.
Uno de estos trabajos pone el foco en el lenguaje y, con una muestra de 1.500 pacientes, demuestra que el habla espontánea, analizada mediante inteligencia artificial, puede servir para distinguir entre diferentes etapas de la enfermedad y para predecir el rendimiento cognitivo.