Santo Domingo. — La República Dominicana volvió a recurrir al endeudamiento internacional con la emisión de bonos soberanos por US$1,600 millones, una medida que, si bien busca cubrir las necesidades de financiamiento del ejercicio fiscal 2025, despierta preocupación por el impacto que podría tener sobre la estabilidad de las finanzas públicas.

Con esta nueva operación, los desembolsos totales de deuda pública en 2025 ascienden a US$5,533.2 millones, lo que equivale a más de RD$343,000 millones al tipo de cambio promedio del año. Según cifras de la Dirección General de Crédito Público, el país recibió entre enero y agosto RD$30,506.9 millones mensuales por concepto de deuda; con esta emisión, el promedio sube a RD$34,332.8 millones.

Una señal de dependencia del endeudamiento

Aunque el Ministerio de Hacienda y Economía asegura que la emisión “cubre por completo las necesidades de financiamiento externo correspondientes al ejercicio fiscal 2025”, lo ciero es que, el uso constante de deuda para sostener el gasto público refleja una dependencia estructural del crédito internacional.

El economista y exdirector de Crédito Público, Guillermo Caram, explicó que este tipo de operaciones “no necesariamente significan desarrollo, sino una forma de aplazar problemas fiscales”.

“La economía dominicana es endémicamente deficitaria, ya que hasta el presupuesto de cada año se calcula con notables déficits que son cubiertos por el endeudamiento previamente calculado.”señaló.

Déficit persistente y deuda creciente

El Congreso Nacional había autorizado a través de la Ley 80-24 una emisión de deuda por RD$350,990 millones, pero el Gobierno solicitó un aumento a RD$361,618 millones para cubrir nuevas necesidades financieras. Con la última colocación, la deuda del Sector Público No Financiero (SPNF) asciende a US$61,782 millones, equivalente a más del 55 % del PIB nacional.

Economistas coinciden en que esta tendencia podría agravar el déficit fiscal estructural, que se mantiene desde hace más de 15 años. El gasto público, impulsado por subsidios, programas sociales y obras de infraestructura, continúa superando los ingresos tributarios.

Riesgo de presión sobre el presupuesto

Uno de los principales riesgos es el aumento del servicio de la deuda —los pagos de intereses y amortizaciones—, que ya consume más del 25 % del Presupuesto Nacional. Esto limita los recursos disponibles para salud, educación e inversión productiva.

Además, un contexto internacional de tasas de interés altas eleva el costo de nuevas emisiones, lo que podría traducirse en mayores compromisos financieros para el país en los próximos años.

El Gobierno sostiene que la estrategia de endeudamiento sigue dentro de márgenes sostenibles y que las condiciones obtenidas en los mercados internacionales son favorables. Sin embargo, las cifras reflejan una presión creciente sobre la economía: solo en 2024, la República Dominicana fue el octavo país más endeudado de América Latina en términos de emisiones soberanas, con US$3,030 millones colocados en los mercados de capitales.

El problema no es el acceso al crédito, sino en qué se está invirtiendo. Si la deuda se usa para gasto corriente o clientelismo político, se convierte en un peso muerto para el futuro.

Un reto para la credibilidad fiscal

La nueva emisión de bonos soberanos por US$1,600 millones anunciada por el Gobierno dominicano el 22 de octubre de 2025 es una operación clave para cubrir las necesidades de financiamiento externo del país correspondientes al ejercicio fiscal 2025. Sin embargo, la República Dominicana podría enfrentar mayores dificultades para financiarse en los próximos años o ver deteriorada su calificación crediticia.

El endeudamiento debe ser una herramienta de desarrollo, no una rutina presupuestaria. Mientras el Gobierno celebra haber cubierto sus necesidades financieras para el 2025, el costo real de esta decisión, en términos de sostenibilidad, credibilidad y sacrificio social, sigue siendo motivo de intenso debate.