La contaminación se ha convertido en una preocupación urgente en toda la República Dominicana, con impactos significativos en la salud pública y el medio ambiente. Según datos de AirVisual, Santo Domingo enfrenta la peor calidad del aire en el Caribe, lo que representa un grave riesgo para la salud de sus habitantes y un desafío para la calidad de vida en la ciudad.

La contaminación del agua también es un problema grave en el país. La Fundación Agua y Aire (FUNAGUA) ha informado que el 53% de los ríos dominicanos están contaminados y pone en peligro no solo la disponibilidad de agua potable, sino también la salud de los ecosistemas acuáticos y la biodiversidad asociada.

Por otro lado, la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) se ha convertido en la tercera causa de muerte en el país, según estadísticas del Ministerio de Salud Pública, esta es una enfermedad progresiva y potencialmente mortal que afecta los pulmones y dificulta la respiración, siendo la contaminación del aire una de sus principales causas.

Además, la contaminación por residuos sólidos es otro desafío, las estadísticas del Ministerio de Salud Pública, la ciudad genera más de 4,000 toneladas de residuos sólidos al día, lo que plantea problemas de gestión de desechos y representa una amenaza para la salud pública y el entorno natural.

Salud

La protección del medio ambiente se ha vuelto una prioridad urgente, especialmente considerando el impacto devastador, ya que la contaminación afecta la salud respiratoria de la población.

Entre las principales enfermedades asociadas se encuentran el asma, la neumonía, la bronquitis crónica y la EPOC, cifras entregadas por el Ministerio de Salud Pública.

El asma afecta a aproximadamente el 10% de la población dominicana, según informes oficiales. Esta condición respiratoria crónica puede desencadenarse o empeorar debido a la mala calidad del aire y la exposición a contaminantes ambientales.

La neumonía, una enfermedad respiratoria aguda, es la principal causa de muerte en niños menores de 5 años, informó la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). La contaminación del aire contribuye significativamente a la propagación de esta enfermedad, especialmente en áreas urbanas.

Enfermedades gastrointestinales:

La contaminación del agua y los alimentos representa una seria amenaza para la salud pública en muchos lugares, incluyendo República Dominicana, donde se observa un aumento en las enfermedades gastrointestinales. Las principales causas con la contaminación son la diarrea, la disentería, el cólera y la hepatitis A.

La diarrea se destaca como una de las enfermedades más frecuentes, siendo la segunda causa de consulta médica en el país. Esta afección, caracterizada por evacuaciones intestinales líquidas y frecuentes, afecta a un gran número de personas y puede ser grave, especialmente en niños y ancianos.

El cólera es otra enfermedad gastrointestinal de preocupación, con brotes recurrentes que ocurren principalmente en zonas con acceso limitado a agua potable y saneamiento adecuado. Este trastorno, causado por la bacteria Vibrio cholerae, puede provocar diarrea profusa, deshidratación severa y, en casos graves, la muerte si no se trata rápidamente.

Por otro lado, la hepatitis A, es una enfermedad viral transmitida principalmente a través del consumo de agua o alimentos contaminados y se reportan entre 200 y 300 casos anuales, según estadísticas del Ministerio de Salud Pública. Esta enfermedad afecta el hígado y puede causar síntomas como fiebre, fatiga, pérdida del apetito, dolor abdominal e ictericia.

Cáncer:

La exposición a la contaminación del aire es un factor de riesgo significativo para el desarrollo de cáncer. Entre los principales tipos de cáncer asociados se encuentran el cáncer de pulmón, el cáncer de garganta y el cáncer de piel.

El cáncer de pulmón ocupa el segundo lugar como causa de muerte por cáncer en el país, según el Ministerio de Salud Pública. La incidencia es notable, con 14.3 casos por cada 100,000 habitantes en hombres y 4.3 casos por cada 100,000 habitantes en mujeres. El tratamiento en etapas avanzadas presenta desafíos significativos, lo que resalta la importancia de la prevención y detección temprana.

Por otro lado, el cáncer de garganta está experimentando un aumento en la incidencia, especialmente en zonas urbanas con alta contaminación del aire. Esta enfermedad afecta la garganta y las estructuras circundantes, lo que subraya la necesidad de tomar medidas para reducir la exposición a los contaminantes atmosféricos.

El cáncer de piel también representa un riesgo elevado para la población dominicana, especialmente en personas con exposición solar prolongada y sin protección adecuada. La 

Otras enfermedades:

La contaminación ambiental no solo repercute en las enfermedades respiratorias y gastrointestinales, sino que también afecta a diversos sistemas del cuerpo humano, incluyendo el cardiovascular, reproductivo y neurológico. Entre las enfermedades asociadas a esta exposición se encuentran la hipertensión, la infertilidad y los problemas de desarrollo cognitivo.

La hipertensión, una condición caracterizada por la presión arterial elevada, se ha identificado como uno de los principales factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares. La exposición prolongada a contaminantes ambientales puede contribuir al desarrollo de esta enfermedad, aumentando así el riesgo de sufrir ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otras complicaciones relacionadas con el corazón.

La infertilidad es otra consecuencia preocupante de la contaminación ambiental, afectando a aproximadamente una de cada cuatro parejas en edad reproductiva. La presencia de contaminantes en el medio ambiente, como productos químicos tóxicos y metales pesados, puede interferir con el sistema reproductivo tanto en hombres como en mujeres, dificultando la concepción y aumentando las tasas de infertilidad.

Además, la exposición a contaminantes durante el embarazo y la infancia ha sido asociada con problemas de desarrollo cognitivo en los niños. La inhalación de sustancias tóxicas durante períodos críticos de crecimiento puede afectar el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso, aumentando el riesgo de trastornos del aprendizaje, déficit de atención e incluso retrasos en el desarrollo intelectual.