En una decisión que ha generado un fuerte rechazo internacional, el Parlamento de Bagdad aprobó una ley que permite el matrimonio con niñas a partir de los 9 años, tras un reclamo de varios grupos islámicos, tanto suníes como chiíes. Este cambio legislativo es visto por muchos como una resistencia a la influencia de la cultura occidental y un intento de regresar a las «costumbres tradicionales» que los grupos religiosos consideran parte de su identidad.
Hasta ahora, la legislación iraquí se basaba en la Ley de Estado Civil de 1959, que fijaba la mayoría de edad para el matrimonio en los 18 años, o los 15 años si los menores podían demostrar su madurez ante un juez. Sin embargo, la nueva norma revoca esta prohibición y establece un límite mínimo de edad de 9 años, lo que ha generado un debate intensificado sobre los derechos de las niñas.
La medida encuentra su justificación en un contexto religioso, en el que se mencionan prácticas de la época del profeta Mahoma, quien según relatos históricos, contrajo matrimonio con su esposa favorita, Aisha, cuando ella tenía 6 años, y el matrimonio fue consumado cuando tenía 9. Para los defensores de esta ley, el regreso a estas tradiciones islámicas es un acto de afirmación cultural y religiosa, en un país que ha estado bajo la influencia de valores occidentales desde la caída del régimen de Saddam Hussein en 2003.
Impacto en los derechos de las niñas y la lucha global contra el matrimonio infantil
La aprobación de esta ley ha desatado una ola de indignación tanto dentro como fuera de Irak. Activistas por los derechos de las mujeres y niñas alertan que el matrimonio infantil viola gravemente los derechos humanos, exponiendo a las menores a riesgos de salud, abuso y limitando su desarrollo personal y educativo. El matrimonio infantil impone a las niñas responsabilidades y roles para los que no están preparadas, muchas veces en un contexto de desigualdad de género.
A nivel internacional, organizaciones como las Naciones Unidas y Human Rights Watch han condenado la medida, destacando que el matrimonio infantil es una de las principales barreras para el empoderamiento de las mujeres. «El matrimonio infantil no solo roba la infancia a las niñas, sino que perpetúa un ciclo de pobreza y violencia», señaló un portavoz de la ONU en un comunicado reciente.
Desafíos en un Irak post-Saddam
Irak, que ha sido testigo de un cambio radical desde la caída de Saddam Hussein, vive un momento de transición y tensión entre las tradiciones religiosas y las presiones de la modernidad global. En este contexto, la aprobación de leyes como esta refleja las profundas divisiones dentro de la sociedad iraquí y la creciente influencia de grupos religiosos que buscan restaurar lo que consideran los valores tradicionales del país.
Sin embargo, a pesar de la resistencia que esta medida enfrenta tanto dentro de Irak como en la comunidad internacional, también hay señales de que dentro de la propia sociedad musulmana hay un fuerte movimiento en contra del matrimonio infantil. Grupos locales están trabajando incansablemente para sensibilizar sobre los derechos de las niñas y presionar para revertir decisiones como esta.
El futuro de esta ley es incierto, pero una cosa es clara: la lucha por los derechos de las niñas en Irak y en muchas partes del mundo continúa siendo uno de los desafíos más grandes del siglo XXI. La atención internacional y las movilizaciones locales seguirán siendo claves para evitar que más menores sean sometidas a matrimonios forzados y a una vida marcada por la desigualdad.