El 14 de julio de 2022, el Ministerio de Educación llevó a cabo la adquisición de libros de texto en formato digital para el nivel de secundaria correspondiente al año académico 2022-2023, mediante la licitación No MINERD-CCC-PEEX-2022-0003, con un costo total de 2,500,000 pesos.
Esta iniciativa tenía como objetivo modernizar y optimizar los recursos educativos disponibles para los estudiantes de secundaria. Sin embargo, la adquisición generó controversia debido a las críticas sobre la calidad de los libros, que supuestamente contenían errores ortográficos, problemas ideológicos, semánticos y gramaticales.
Sobre esto, el ministro de Educación, Ángel Hernández, afirmó que hay una discrepancia entre la cifra registrada en los registros financieros del Comité de Compras y Contrataciones y el verdadero costo de producción, resaltando que los libros fueron impresos por el Ministerio a un costo de menos de ochocientos millones de pesos y que el costo total de la producción de los libros fue de mil cien millones de pesos.
«En otros procesos licitatorios, el Ministerio de Educación había gastado más de 3,500,000 pesos. Entonces, lo que quiero decir es que en el portal se sube un máximo de hasta donde pueden proponer los oferentes, pero Corripio ofreció imprimir todos los libros en 700,000,000 de pesos y eso dejó fuera a la otra empresa que participó a nivel nacional, la cual licitó en 2,200,000 pesos», dijo el ministro.
En ese mismo orden, agregó: «La otra empresa cometió un error en el cálculo del seguro que deben tener para poder participar y perdió, y toda la licitación se le entregó a la empresa Corripio. Entonces, eso significa que el Ministerio ahorró dinero, mucho dinero».
Sobre los errores contenidos en los libros
El ministro defendió la calidad de los libros, desafiando las críticas y afirmando que cualquier error ortográfico en los textos era un fenómeno común en la publicación de libros.
«Yo desafío a cualquiera a que demuestre que esos libros no están elaborados conforme a las normas pedagógicas», y justificó las faltas ortográficas diciendo: «eso ocurre en cualquier libro».
A la vez, afirmó que los libros fueron todos corregidos y que la empresa que cometió el error asumió su parte y los corrigió sin ningún costo adicional.
«Esa publicidad de los libros con errores sabemos quién la hizo y no tengo que decirlo, pero nosotros analizamos los libros de esa compañía que tenía más de diez años vendiéndose en el mercado y en todos había más errores de los que ellos señalaron y lo publicamos», concluyó Hernández.