7 SEGUNDOS, SANTO DOMINGO.- El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) fue creado en el año 1854 con el nombre de Guerra, Marina y Obras Públicas; luego, el 28 de diciembre de 1959 se conoció con el nombre de Secretaría de Estado de Obras Públicas y Comunicaciones.

El nombre fue designado por ley el 28 de noviembre de 1966. Finalmente, mediante el decreto 56-10 del 8 de febrero de 2010, que cambia los nombres de Secretarías por ministerios, pasó de Secretaría de Estado de Obras Públicas y Comunicaciones (SEOPC) a Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).

Dentro de las funciones del MOPC está realizar el mantenimiento de las redes viales del país para garantizar la segura y efectiva comunicación terrestre en el territorio nacional.

Asimismo, la institución tiene el rol de garantizar la asistencia y protección vial, contribuyendo al desplazamiento seguro de los ciudadanos en las carreteras y autopistas del país.

Pero, ¿Está cumpliendo su rol el MOPC?

En los últimos años, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones ha sido objeto de innumerables críticas, quejas y descontento por no llenar las expectativas necesarias bajo la gestión de Deligne Ascención Burgos, actual Ministro de la institución.

Ascención fue designado como Ministro el 16 de agosto de 2020 mediante el decreto No. 324-20, tras la victoria presidencial del Presidente Luis Abinader.

Desde retrasos en trabajos de construcción, descuido en el mantenimiento de las principales avenidas del país, así como de los puentes y calles, falta de supervisión, negligencia en la reparación de carreteras, colapso de puentes y mal estado en las infraestructuras.

Puentes en estado deplorable

Los puentes son las estructuras viales más importantes de un país. En República Dominicana, la mayoría de ellos ya agotaron su vida útil; sin embargo, continúan funcionando sin intervención alguna, lo que representa una amenaza para quienes los transitan.

El 19 de septiembre de 2022, colapsó el puente seco en la autopista Duarte a su paso por la comunidad de Pontón, en La Vega, por las lluvias. Restaurando el mismo en octubre del año 2023. Dicho puente

Este puente habría sido denunciado en varias ocasiones y se mantuvo cerrado por varios meses debido a fallas estructurales, posteriormente colapsando sin dejar heridos ni personas fallecidas.

En octubre de 2022, también por las fuertes lluvias, colapsó el puente que une La Otra Banda con El Salado en Verón Punta Cana y Nisibón, municipio de Higüey, provincia de La Altagracia; la infraestructura se partió a la mitad.

En noviembre de 2023, una pared lateral del paso a desnivel de la avenida 27 de Febrero con Máximo Gómez colapsó a consecuencia de las lluvias generadas por un disturbio tropical. El bloque de cemento cayó sobre varios vehículos que circulaban por el lugar, quedando personas atrapadas y cobrando la vida de algunos de ellos. Este hecho dejó en evidencia que en el país no existen sistemas eficientes de drenaje pluvial.

El mismo mes, la infraestructura del puente de la 16 de agosto en el municipio de Sabana Larga, en San José de Ocoa, colapsó debido a las lluvias.

De la misma manera, el puente en la carretera del municipio Maimón, mejor conocido en la zona como el “puente de la muerte” por las innumerables pérdidas humanas que han ocurrido allí, también colapsó; está sin barandas, no está sostenido por ningún muro, situado en un precipicio y en estado deplorable, por lo que puede derrumbarse en cualquier momento.

Otro puente en estado crítico es el que comunica la provincia de Hato Mayor con la comunidad de Mata Palacio sobre el río Maguá.

En la provincia Valverde, el puente de la comunidad de Taitabón, en el municipio de Amina, está en estado crítico y sumergido en el deterioro.

¿Qué tan grave podría ser la realidad?

La mayoría de los puentes de la República Dominicana son construidos con defectos desde que inician su construcción, por lo que, debido a su vulnerabilidad, estas estructuras no son capaces de resistir las condiciones climáticas que se puedan presentar en el país.

La reconstrucción de infraestructuras viales, como los puentes, representa un gran gasto para el Estado dominicano, ya que en el país falta una cultura de mantenimiento y prevención en las obras de construcción.

Otro factor que contribuye al deterioro de las obras viales son las inundaciones, las cuales se producen por la insuficiencia de sistemas de drenaje pluvial eficientes.

Los estancamientos fluviales son la principal fuente de contribución en el deterioro de las infraestructuras viales; tanto así que, cada vez que llega una vaguada o cualquier fenómeno atmosférico, una de las provincias más afectadas es el Gran Santo Domingo.

Entonces, ¿cuál es la función que realiza el MOPC?

Está más que claro que la institución no está ejerciendo el rol que debería ejercer, muestra de ello son todos los casos latentes de infraestructuras en estado deplorable que afectan al país.

Derrumbe en carreteras

Desde hace años, algunas carreteras del país han permanecido en la lista de las más problemáticas, sin importar los gobiernos o las grandes inversiones. Su notable deterioro ha representado un desafío constante para el Estado.

La falta de coordinación del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones a menudo genera grandes problemas a los usuarios en las vías, sin que se tomen las medidas necesarias, lo que resulta en graves accidentes de tráfico que provocan muertes y duelo en diferentes comunidades, además de largos y frustrantes congestionamientos.

En marzo de este año, la carretera Jarabacoa-Constanza en La Vega sufrió el derrumbe de un tramo, quedando habilitado un solo carril en la sección La Pista de Paso Bajito.

La Carretera Mella, situada en Santo Domingo Este, junto con otras calles del municipio, presenta un deterioro constante. Posee baches, desgastes en la capa de asfalto y acumulaciones de agua tras las lluvias, lo que dificulta la circulación en esta transitada vía.

Asimismo, desde la entrada de Villa Liberación hasta San Luis, así como desde la calle Guayubín Olivo hasta la Primera, se observan numerosos hoyos y un notable deterioro en la carretera.

Otra de las carreteras del país con la misma problemática desde hace años es la que une a la provincia de Baní con Azua.

Elevados

Los principales elevados del Gran Santo Domingo, en su gran mayoría, están en total deterioro, situación que representa un peligro para los transeúntes.

Son pocas las provincias, municipios, barrios o sectores que escapan a la realidad de sus carreteras, caminos, calles y avenidas plagados de baches. Un claro ejemplo es la Autopista Duarte, donde el deterioro es tan extremo que roza la irresponsabilidad.

Esta situación se repite en todas las vías del país: carreteras, puentes, elevados, pasos a desnivel, calles, aceras y contenes presentan un notable detrimento en cada rincón del territorio nacional.

El mantenimiento de infraestructuras viales es una acción que debe realizarse de forma continua o periódica y sistemática, para proteger las obras del desgaste de su uso, asegurar su máximo rendimiento y disminuir el margen de consecuencias fatales a causa del deterioro.

Túneles

Los principales túneles del Gran Santo Domingo duran meses sin mantenimiento, lo que resulta en suciedad, filtraciones y áreas oscuras. Además, carecen de parrillas en el sistema de drenaje pluvial, lo que representa un riesgo para los conductores que utilizan estas vías.

Frente a esta situación, el Ministerio de Obras Públicas realiza cierres frecuentes de túneles, pasos a desnivel, elevados, puentes y otras infraestructuras para llevar a cabo su mantenimiento. Sin embargo, surge una pregunta crucial: ¿por qué, a pesar de estos trabajos constantes, las obras muestran niveles de deterioro tan alarmantes?

¿Será que solo están «pasando paños tibios«, o simplemente no hay eficiencia por parte de las autoridades pertinentes? Normalmente, una estructura de puente debería durar más de 50 años sin inconvenientes; no obstante, surge un escenario en el que algunas obras de infraestructura están mostrando graves problemas a tan solo 20, 22 o 25 años después de su construcción, lo cual es alarmante.

Cabe destacar que, desde agosto de 2020 hasta diciembre de 2023, el Congreso Nacional aprobó préstamos por nada más y nada menos que 370 millones de dólares que serían destinados a la prevención de desastres naturales y al mantenimiento de las infraestructuras viales.

Si están los fondos, ¿por qué persiste el problema? Una respuesta contundente a esta pregunta no solo es necesaria, sino urgente.

La situación de las infraestructuras viales en la República Dominicana plantea serias preocupaciones sobre la capacidad del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones para cumplir su función esencial de garantizar la seguridad y eficiencia en el transporte.

A pesar de contar con fondos aprobados y un marco legal que debería respaldar su labor, las constantes críticas sobre el deterioro de puentes, carreteras y túneles sugieren una falta de efectividad en la gestión y mantenimiento.

Este escenario no solo pone en riesgo la seguridad de los ciudadanos, sino que también refleja una deficiencia en la planificación y ejecución de proyectos de infraestructura. Por lo tanto, es de suma urgencia que se lleve a cabo una evaluación exhaustiva de las políticas y prácticas del MOPC, con el objetivo de restaurar la confianza pública y asegurar que las infraestructuras cumplan su rol vital en el desarrollo del país.

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