EL PAÍS. – Donald Trump ha vuelto hoy a Washington, la ciudad que dejó el 20 de enero de 2021 en el avión presidencial Air Force One, cuando todavía le quedaban cuatro horas como presidente de Estados Unidos. Aquella fría mañana de invierno en la base aérea de Edwards Trump dirigió un breve discurso a sus seguidores con una frase que muchos no olvidaron: «De alguna manera, regresaremos».
Desde entonces, Trump sólo había regresado a Washington en una sola ocasión, hace justo un año, el 26 de julio de 2022, como precandidato electoral, para dar una conferencia en un think tank creado para dar visibilidad a su carrera política, el America First Institute.
Hoy ha regresado por tercera vez.
Pero lo ha hecho en circunstancias muy diferentes. No ha llegado en el Air Force One, sino en su avión privado, que ha despegado del aeropuerto de Newark, en New Jersey -una vía de entrada conocida por muchos turistas que van a la vecina Nueva York- y que ha aterrizado en Washington. Lo ha hecho para ser arrestado, aunque eso no significa que vaya a ir a la cárcel, sino que simplemente le serán leídos los cuatro cargos contra él por los que será juzgado por, fundamentalmente, tratar de robar las elecciones de 2020. A las cuatro de la tarde, hora local (diez de la noche hora peninsular española), el ex presidente de Estados Unidos deberá presentarse ante la jueza Moxila Upadyaha, que le leerá los cargos en su contra.
El exmandatario, de 77 años, llegó al juzgado E. Barrett Prettyman, sede de la corte y muy cerca del Capitolio de EE.UU., sobre las 15.14h, en medio de una gran expectación mediática y una fuerte presencia policial. Así, la policía podrá tomar las huellas dactilares del ex presidente, y leerle los «derechos de Miranda», que es el párrafo que ha hecho famoso Hollywood cuando se detiene al ‘malo’ de la película («Tiene derecho a permanecer en silencio. Todo lo que diga podrá ser usado en su contra en un juicio…»). Parece improbable que los agentes vayan a tomar a Trump las clásicas fotos de frente y de perfil junto a una escala, algo que tampoco se hizo en los otros dos arrestos a los que éste ha sido sometido en los últimos cuatro meses, en Nueva York y Miami. Las autoridades de Georgia, donde el ex presidente afronta una cuarta investigación penal, también por presunto intento de falsear los resultados electorales, han declarado que, si se produce una imputación, Trump sí será fotografiado como un presunto delincuente más.
Después de ser «procesado»
Así es como se llama en el argot policial a esa identificación, Trump está compareciendo ante la jueza Moxila Upadyayha, que está leyendo los cuatro cargos formulados por el fiscal especial del caso, Jack Smith, presente también, y, previsiblemente, le imponga ciertas limitaciones a su actuación y, sobre todo, a sus contactos con los otros seis acusados en el proceso, todos ellos colaboradores suyos en la Casa Blanca y entre los que destaca el ex alcalde de Nueva York y ex candidato republicano a la presidencia en 2008 Rudy Giuliani. Como era de esperar, el ex mandatario se ha declarado «no culpable» de los cargos. La juez ha aceptado dejar libre a Trump y ha fijado la siguiente vista para el 28 de agosto
Todo el proceso tendrá lugar en los Juzgados de Washington, junto a la enorme pinacoteca National Gallery, la nueva sede de la escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Johns Hopkins… y, paradójicamente, a 300 metros del Capitolio, el edificio que alberga a las dos cámaras del Congreso -el Senado y la Cámara de Representantes- que los seguidores de Trump asaltaron el 6 de enero de 2021 en un intento por evitar la ratificación de la victoria electoral de Joe Biden. Podría decirse que el juicio va a ser, literalmente, en el lugar del crimen, aunque, como se encargó de recordar Smith el martes, al anunciar la imputación, «Donald Trump permanece inocente hasta que un tribunal decida lo contrario». En todo caso, el escenario es poco prometedor para el ex presidente. En el juzgado en el que va a declarar han sido condenados a cárcel más de mil participantes en el asalto al Capitolio.
Nada de eso parece haber amedrentado al ex presidente.
Trump colgó esta mañana un mensaje en su red social Truth afirmando que «necesito una imputación más para asegurar la elección», en referencia a su candidatura a los comicios presidenciales de 2024.
El ex presidente va primer, con una ventaja virtualmente insalvable, en las encuestas para la nominación del Partido Republicano. El 69% de los votantes de esa formación creen que Joe Biden robó las elecciones.
Aunque la sesión de hoy sea ante Upadyayha, el proceso va a ser dirigido por otra magistrada, Tanya Chutkan. Al contrario que Aileen Cannon, la jueza que instruye otra de las causas contra Trump, en Miami, Chutkan no simpatiza con el presidente.
Acaso eso haya influido en que ni Trump ni sus seguidores la hayan insultado o amenazado, a ella o a su familia, como sí han hecho con el juez Juan Merchan, que dirige el tercer caso contra el ex presidente, en Nueva York.
En total, Trump afronta 74 cargos en esas tres jurisdicciones. Y todavía queda la investigación antes citada de Georgia. Acaso ésa sea la que necesite para ganar las elecciones de 2024, aunque sea desde la cárcel, dado que Chutkan parece menos inclinada que Cannon a aceptar las tácticas dilatorias del ex presidente, por lo que es posible que el juicio por el intento de fraude electoral se celebre antes de los comicios de 2024.