El gobierno ha convocado a una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad Nacional para discutir la situación en Haití y la nueva crisis en la frontera. Mientras tanto, grupos haitianos ya han comenzado a instalar alcantarillas en el espacio dragado que se utilizará para desviar las aguas del río Masacre.

Según informes de medios haitianos, esta decisión cuenta con el respaldo del exsenador Waninque Pierre. Se ha observado una grúa en la margen occidental del río, descendiendo las secciones que se ensamblarán para formar el conducto de agua.

Se ha informado que fuerzas uniformadas de Haití están custodiando la obra, presumiblemente para brindar protección a quienes la están llevando a cabo. Además, un grupo numeroso de haitianos se encuentra en los alrededores del canal, armados con palos, machetes y piedras, para evitar que otros compatriotas interrumpan los trabajos, ya que han sido afectados por el cierre de la frontera.

En otro punto, el medio Tripotay Lakay, con sede en Juana Méndez, Haití, ha informado que residentes de la zona de Maribawo, donde se está construyendo el canal, están llevando a cabo operativos de monitoreo nocturno para evitar actos de sabotaje.

Agentes de la Brigada de Vigilancia de Áreas Protegidas de Haití se han reunido en la frontera con soldados del Ejército dominicano, aunque no se han revelado públicamente los temas tratados en estas reuniones.

El cónsul dominicano en Juana Méndez, Margarito de León, ha instado al gobierno haitiano a tomar medidas para detener la construcción del canal y poner fin al conflicto. El alcalde de Dajabón, Santiago Riverón, ha pedido a los dominicanos que respalden la decisión del presidente Luis Abinader de cerrar la frontera en la parte de la provincia debido a la actitud de rebeldía de los haitianos que continúan con la construcción ilegal del canal.

El cónsul Margarito de León ha enviado una carta a las autoridades haitianas en la que reitera la intención de buscar una solución armoniosa al conflicto, respetando las leyes y tratados vigentes, y señala las pérdidas sufridas por empresarios y comerciantes de ambos países debido a la acción unilateral de un grupo de ciudadanos haitianos en la ribera del río Masacre.