7 SEGUNDOS.- Dikembe Mutombo, un legendario jugador de baloncesto conocido por su habilidad para bloquear tiros y su famoso gesto de mover el dedo en señal de desaprobación, falleció el 30 de septiembre a los 58 años debido a cáncer cerebral, según informó el comisionado de la NBA, Adam Silver.
Mutombo dejó una huella imborrable tanto en las canchas de baloncesto como en sus esfuerzos humanitarios en África Central.
Nacido en la República Democrática del Congo (entonces conocida como Zaire), Mutombo creció en un ambiente que lo preparó para ser mucho más que un simple atleta. Hablaba nueve idiomas y llegó a los Estados Unidos en 1987 para estudiar en la Universidad de Georgetown con la intención de convertirse en médico. Sin embargo, su destino cambió cuando se unió al equipo de baloncesto bajo la dirección del legendario entrenador John Thompson, conocido por formar a grandes jugadores, especialmente aquellos con una inclinación defensiva como Patrick Ewing.
Mutombo no solo se adaptó rápidamente al baloncesto estadounidense, sino que también se destacó por su capacidad defensiva, lo que lo llevó a ser uno de los prospectos más prometedores del país. En Georgetown, se destacó al bloquear 12 tiros en un solo partido, un récord en la conferencia Big East.
Su desempeño lo llevó a ser seleccionado por los Denver Nuggets en la cuarta posición del draft de la NBA en 1991. Desde ese momento, Mutombo cimentó su lugar en la liga como uno de los jugadores más dominantes en defensa.
Con una altura imponente de 7 pies 2 pulgadas, zapatos talla 22 y una voz profunda, Mutombo era una figura imponente en la cancha. Durante 18 temporadas en la NBA, jugó para equipos como los Denver Nuggets, Atlanta Hawks y Philadelphia 76ers, y se convirtió en uno de los mejores defensores de la historia de la liga.
Lideró la NBA en rebotes durante dos temporadas y en bloqueos durante tres, acumulando un total de 3,289 tiros bloqueados a lo largo de su carrera, lo que lo colocó como el segundo máximo bloqueador en la historia de la liga, solo detrás de Hakeem Olajuwon.
Su presencia en la pintura intimidaba a los jugadores rivales, quienes dudaban antes de intentar anotar cerca de él. Como el entrenador Don Nelson de los Golden State Warriors señaló en una entrevista de 1994, “No hay nadie más en nuestra liga que tenga la presencia intimidante que él tiene en la zona”. Mutombo era inigualable en su estilo y capacidad para cambiar el curso de un partido con su defensa, bloqueando tiros y frustrando a los ofensivos rivales.
Además de su éxito en la cancha, Mutombo dedicó gran parte de su vida fuera del baloncesto a la filantropía. Fundó la Fundación Dikembe Mutombo, a través de la cual trabajó para mejorar las condiciones de vida en África Central, especialmente en su país natal, la República Democrática del Congo.
Una de sus iniciativas más notables fue la construcción de un hospital en Kinshasa, que lleva el nombre de su madre y proporciona atención médica a miles de personas que de otro modo no tendrían acceso a servicios de salud.
Mutombo se retiró de la NBA en 2009, dejando un legado imborrable tanto en el deporte como en su labor humanitaria. Su carisma, su espíritu competitivo y su dedicación a mejorar la vida de los demás lo convirtieron en una figura única, admirada tanto dentro como fuera de la cancha.