La idea que tenemos actualmente sobre las estaciones del año es una respuesta a los estudios realizados por astrónomos durante muchos años. Sin embargo, en la antigüedad, los griegos no contaban con los recursos ni estudios para explicar este fenómeno, por lo que desarrollaron sus propias narrativas mitológicas que involucraban a los dioses y sus acciones para explicarlo.

Deméter, hija de los titanes Cronos y Rea, es una de las deidades más antiguas del panteón griego y diosa de la agricultura que garantizaba el buen cultivo a la tierra, conocimiento que heredó a los humano posteriormente.

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A pesar de ser una diosa conocida por no ser proclive a los amoríos, su hermano mayor Zeus no dejó de abusar de ella, dejándola embarazada de su hija Perséfone, a quien consideraba el más precioso de sus regalos.

El rapto de Perséfone

Según la mitología griega, Hades, el dios del Inframundo, se enamoró de Perséfone cuando la vio recogiendo flores en un prado. Zeus consintió este secuestro, separándola así de su madre.

Deméter buscó a su hija por toda la tierra, y al no poder encontrarla acude al dios Helios, el dios del sol «que todo lo ve», quien le informa que Perséfone había sido secuestrada por Hades. Esto enfureció a la diosa, quien descuidó la vegetación en la tierra dejando a los humanos sin alimento y llevándolos a la hambruna.

Zeus clama por su ayuda pero Démeter solo esta dispuesta a ceder si le devuelven a su hija. El dios del Olimpo envía a Hermes para que negocie con Hades y este le comenta que la liberaría bajo la condición de que no pruebe ninguna comida del Inframundo. Perséfone, engañada por Hades, comió seis semillas de granada obligándola a volver cada año con Hades.

Para los griegos, esta historia explicaba las estaciones del año. Cuando Perséfone estaba con su madre, la tierra florecía y los árboles daban frutos (primavera y verano); mientras que cuando estaba en el Inframundo el clima era frío y los cultivos no prosperaban., haciendo referencia al otoño e invierno.